Descanso saludable para todas las edades

Ya sea para facilitar el crecimiento del niño o para evitar los problemas de espalda a una edad más avanzada, una cama de calidad es esencial, en cualquier etapa de la vida. A cualquier edad, es esencial un sueño reparador, y éste se debe a menudo al colchón y al somier. La cama de los niños también merece una atención muy particular, porque a menudo, en primer lugar, optamos por un colchón de calidad regular. Grave error, en el sentido de que si el niño escasas veces se queja del dolor de espalda, los problemas pueden ocurrir más tarde, en la adolescencia o en la edad adulta.

Para elegir un colchón adaptado a su morfología, pero también a su edad, conviene observar algunas características esenciales del colchón ideal.

Elegir una buena cama para los niños

En general, los niños no tienen ningún problema para dormir y pasar una buena noche de sueño, cualquiera que sea la cama. Por ello las consecuencias potenciales de un colchón de mala calidad se ignoran durante los primeros años del niño. Sin embargo, igual que los adultos, los niños tienen necesidades específicas absolutamente esenciales para asegurar un buen desarrollo y evitar dolores en la edad adulta. Es pues primordial tener cuidado con la tecnología utilizada y la calidad del colchón. Al contrario, se desaconseja rotundamente optar por un colchón de gama baja o de recuperar una ya usado, en particular el del hermano mayor.

Colchón y somier, la combinación indispensable

Es inútil pensar en colocar el colchón directamente en el suelo, en particular para evitar que se caigan: el somier resulta ser igual de importante que el propio colchón. Soporta un tercio de los esfuerzos mecánicos necesarios para soportar el peso del usuario: si no hay, el apoyo aportado por el colchón será insuficiente. Un colchón colocado encima del suelo también sufrirá una falta de ventilación, lo que provoca necesariamente que aparezcan ácaros y bacterias.

Un colchón de calidad desde la temprana edad

Un colchón está hecho para durar con el paso del tiempo. En principio, hay que cambiar el colchón cada 10 años, pero un colchón de excelente calidad y con una tecnología duradera podrá alcanzar fácilmente los 15 años sin presentar el menor deterioro. De este modo, a partir de 5 o 6 años, es indispensable optar por una cama de tamaño adulto de buena calidad, que podrá acompañar al niño hasta su adolescencia.
Antes, puede resultar interesante orientarse hacia una cama de bebé «evolutiva», diseñada para ir cambiando con el niño hasta los 4 o 5 años. Aquí también, existen diferentes calidades y es importante optar por un buen colchón.

Un colchón firme… pero no demasiado

La tecnología utilizada para el colchón de un niño tiene poca importancia: todas presentan ventajas e inconvenientes, y la diferencia entre os colchones depende simplemente de su calidad. Tecnología muelles ensacados de calidad, visco, espuma o látex, las tres pueden ser adecuadas. En cuanto a los colchones de espuma, se debe evitar sin embargo la espuma de poliéster de densidad inferior a 25 kg/m³, que no garantiza un apoyo suficiente para el niño.
En general se recomienda optar por un colchón de apoyo firme. Sin embargo, un colchón demasiado firme genera tantos problemas como colchón demasiado flexible. La firmeza ideal se determine en principio en función de la morfología y del peso de la persona. Para los niños, pequeños y de bajo peso, conviene pues optar por un colchón bastante firme, pero no demasiado: lo mejor es optar por un apoyo firme más una recepción mullida. Se trata de la combinación más indicada para el crecimiento del niño y su columna vertebral.

Asegurar una higiene óptima del colchón

Los niños son particularmente sensibles a los ácaros y al polvo, lo que puede conducirles con facilidad hacia el asma y el eczema. Se debe pensar en elegir un colchón dotado de un cutí y de un relleno tratados contra los ácaros y las bacterias. Para las alergias, el látex está muy indicado debido a sus propiedades anti-alérgenos.

Elegir un buen colchón para las personas mayores

Si los adultos tienen interés en elegir un colchón de calidad para que les acompañe durante toda la vida, las personas más mayores tienen necesidades específicas que en ningún caso se deben desatender. Algunas enfermedades tienen tendencia a aparecer, y la mayoría se pueden atenuar gracias a un buen colchón, como por ejemplo la artrosis o los problemas de espalda. Pasados los 65 años, también cuesta más conciliar el sueño y por ello un colchón cómodo y de calidad resulta ser indispensable.

Optar por un colchón de espuma viscoelástica

Se trata de la tecnología a privilegiar para las personas mayores. La espuma de memoria de forma se adapta perfectamente a la morfología cualquiera ofreciendo un apoyo firme y envolvente: favorece la relajación muscular y ofrece un confort de sueño sin parangón. Los colchones de látex constituyen también una buena opción, pero en este caso se deberá optar por un colchón de muy buena calidad.

Los somieres eléctricos o «camas de relajación»

Las camas articuladas están particularmente indicadas para las personas mayores, ya que permiten adaptar la posición del colchón y los puntos de contacto a las necesidades específicas de cada persona. Al ofrecer inclinaciones diferentes según las partes del cuerpo, en general permiten evitar o limitar los dolores de espalda a la vez que favorecen la circulación sanguínea. Aquí también, resulta importante cuidar la calidad del colchón, a veces vendido por separado.

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