El dolor de espalda, ¿qué es?

Un 52% de las personas afirman sufrir dolor de espalda al despertar. ¿Y si no fuera una coincidencia? Un 80%, también es la cuota de personas que sufrirá dolor de espalda, al menos una vez en su vida. Un dolor muy conocido que podría sin embargo evitarse, o al menos aliviarse con un simple cambio: el del colchón. Una persona pasa de media un tercio de su vida durmiendo. La importancia de tener un buen colchón y una buena cama no se debe tomar a la ligera.

La espalda, que parte de la cabeza para llegar hasta las piernas, está formada por unas treinta vértebras divididas en 5 zonas:

-Las vértebras cervicales.
-Las vértebras torácicas o dorsales (en caso de dolor, hablamos de dorsalgia).
-Las vértebras lumbares (en caso de dolor, hablamos de lumbalgia).
-El sacro.
-El coxis.

Junto a la columna vertebral, encontramos los discos intervertebrales situados entre las vértebras, pero también músculos y ligamentos: tantas partes como dolores de espalda diferentes. Por ello los síntomas del dolor de espalda son tan diversos como las causas. Las causas externas al sueño son por supuesto muy diversas pero aquellas relacionadas con la cama desempeñan un papel nada despreciable. Una vez que se instala el dolor de espalda de forma duradera, se cae rápido en un círculo vicioso: cuanto mayor es el dolor, menos resulta fácil dormir, y los síntomas irán aumentando. Distinguimos de este modo varios tipos de dolores, que podemos clasificar para mayor comodidad en 4 grandes categorías.

Los dolores de cabeza y tortícolis

Las vértebras cervicales son las principales víctimas. La causa procede a menudo de una mala combinación entre el colchón y la almohada, ya que basta con una pequeña diferencia de altura para que empiece a sentirse en dolor. éste procede de la inflamación de los nervios del cuello, el dolor puede llegar a irradiar hasta los brazos.

Las dorsalgias y lumbalgias

Se trata esta vez de los músculos dorsales, situados a nivel de las vértebras dorsales y lumbares. Los síntomas se traducen en general por una rigidez y contracturas en una de estas zonas, y se debe a menudo a una mala postura al dormir. Los dolores lumbares por ejemplo tienen tendencia ocurrir cuando la parte inferior de la espalda no tiene el apoyo suficiente en el colchón.

Los dolores a nivel de las caderas y articulares

Los síntomas ocurren a menudo debido a un colchón demasiado firme. La presión ejercida al contacto con un colchón duro tendrá por consecuencia reducir la presión sanguínea y, por ende, la regeneración celular. Se puede entonces notar dolor en las caderas, las piernas y las rodillas, pasando de la incomodidad a inflamaciones agudas de las articulaciones.

Las ciáticas y reumatismos

Aunque estas enfermedades no estén directamente relacionadas con el sueño, éste último tiene un impacto en la sensación y su evolución. En caso de sueño de mala calidad o de mala postura, los síntomas se profundizan en particular a nivel de la espalda.

Dolor de espalda y la cama: una relación compleja

Para dormir bien, es esencial invertir en un buen colchón , pero tampoco se debe desatender la importancia de un buen somier y de una buena almohada. En la mayoría de los casos, la combinación de los tres tendrá un impacto fundamental en la calidad del sueño y tener o no dolores de espalda.

Un colchón adaptado a cada morfología

Varios criterios se deben tener en cuenta al comprar un colchón, para evitar en particular los dolores dorsales. En primer lugar, conviene comprobar su apoyo: éste no debe ser ni demasiado blando, ni demasiado firme. Observamos si un colchón es demasiado firme cuando todas las zonas del cuerpo no están en apoyo encima del colchón. Al contrario, un colchón al que le falta firmeza tendrá por consecuencia una espalda doblada y una columna dorsal sometida a presiones a nivel de las dorsales, lumbares y cervicales. De forma general, se recomienda más un colchón firme, pero si lo es demasiado, siempre se puede colocar un sobrecolchón.

También se debe tener en cuenta la edad del colchón: según el uso y el tipo de colchón, se tendrá que cambiar en cuanto presente señales de desgaste. Un colchón de espuma o de muelles tendrá tendencia a estropearse más rápido, y se deberá cambiar al cabo de unos diez años, mientras que un colchón de látex durará mucho más tiempo. No existe un tipo de colchón que se tenga que preferir, todo depende también de su calidad. Un colchón demasiado viejo se notará fácilmente por un hueco en el centro, o porque se notarán los muelles.

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La almohada y el dolor de espalda

La almohada es igual de importante que el colchón. Una almohada de mala calidad es sinónimo de dolores dorsales y sobre todo cervicales: nada peor que despertarse con un tortícolis. La elección de la almohada se hace según el sueño, pero de forma general más vale evitar los travesaños cilíndricos, que tienen tendencia a provocar una ruptura entre la espalda y la cabeza.

Existen almohadas especializadas  para evitar los dolores dorsales: la almohada cervical con memoria de forma evita los tortícolis asegurando un alineamiento óptimo de la columna vertebral a nivel del cuello.

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La importancia de un buen somier

El somier corresponde a entre un 30 y un 40 % de la calidad del sueño. En excelente colchón encima de un somier no adaptado no tendrá los efectos esperados. Con un colchón de látex o un colchón con memoria de forma, se recomienda optar por un somier de láminas flexibles por su acción complementaria. Sin embargo, más vale evitarlo con un colchón de muelles, porque un muelle se puede introducir entre dos láminas.

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